Algunos estudios han cuantificado que el tiempo perdido en el trabajo llega a suponer un 30% del total de la jornada laboral. “Las distracciones o ladrones del tiempo reducen la productividad mucho más de lo que creemos debido al esfuerzo que después supone recuperar la concentración en lo que se estaba haciendo”, señala Joan Pons, CEO de EffiWork.
EL MÓVIL, INTERNET, CONVERSACIONES TELEFÓNICAS O TELECONFERENCIAS INTERMINABLES PUEDEN REDUCIR LA PRODUCTIVIDAD.
Lo importante es que seamos cada vez más conscientes de cómo y en qué empleamos nuestro tiempo cada día.
Para ello, debemos analizar nuestras jornadas laborales y eliminar lo superfluo, lo que no nos aporta y sin embargo requiere tiempo y esfuerzo.
Adquirir e incorporar unos buenos hábitos de trabajo contribuye a sanear nuestras dinámicas laborales, lo que mejorará nuestra gestión del tiempo.
Esta es la clave de la eficiencia, ser conscientes de cómo distribuimos nuestras horas de trabajo y cuál es el resultado al final de la jornada, de la semana… Con esos indicadores podremos evaluar nuestro desempeño y a partir de ahí, analizar y reaccionar para ser más productivos y obtener mayor rendimiento.
Vicios o ladrones del tiempo en la oficina que reducen la productividad:
1. Uso del móvil
Los smartphones ofrecen cada vez más posibilidades y potencian nuestras redes de conexión con numerosas personas.
Una comunicación múltiple y continua que, sin embargo, requiere casi constante dedicación. El móvil constituye el 50% de las distracciones de un empleado en su jornada laboral.
2. Ser multifuncional
Estar en una tarea, y en otra, y en otra, dificulta la actividad a tu cerebro y es poco operativo.
Al tratar de hacer varias cosas a la vez, siempre se corre el riesgo de olvidar una de ellas y dejarla incompleta. Es conveniente por ello, concentrarse en una tarea importante y mantenerse enfocado hasta terminarla antes de comenzar otro cometido.
3. Redes Sociales e interrupciones de compañeros
Los empleados suelen tener varias y seguir a cientos de cuentas. Hay algunas muy activas que generan gran cantidad de contenido y que llaman la atención sin parar. No silenciarlas o desactivarlas mientras se trabaja puede dar al traste con horas de trabajo porque su capacidad de atracción es poderosa y, una vez dentro, se pierde la noción del tiempo.
Si a esto le añadimos las interrupciones de compañeros que vamos recibiendo a lo largo de la jornada en forma de preguntas, dudas, consultas o favores, el tiempo total “perdido” es considerable.
4. Reuniones y teleconferencias
Es una queja común entre los empleados: demasiadas reuniones poco productivas. Una reunión conlleva una inversión de tiempo y esfuerzo para varias personas.
A eso hay que añadir lo que tardarán después en volver a concentrarse en su tarea. Para que una reunión sea eficaz, en la convocatoria deben figurar los objetivos y la finalidad del encuentro.
5. Aprender a decir “no”
Aceptar tareas sin discriminar cuáles son convenientes o no puede repercutir en la productividad de los empleados.
Cuando se asumen trabajos ajenos al objetivo final, se está poniendo en riesgo esa misma meta establecida. Por ello, aplicar la asertividad para rechazar con claridad tareas o actividades que no aportan, es un sano hábito que evitará cargar en exceso la agenda laboral y ayudará a mantener los límites para salvar el trabajo previsto.
Los expertos aconsejan iniciar la jornada laboral organizando y planificando las tareas pendientes, agruparlas según sus características y dejando espacio también a unas pequeñas pausas de descanso saludable. Además nuestra energía vital y mental durante cada jornada laboral es limitada.
A medida que avanza el día, nuestra capacidad de toma de decisiones y nuestra productividad disminuyen y aumenta el riesgo de que podamos cometer errores involuntarios.
Es por eso que se recomienda afrontar las tareas más complejas a primera hora de la mañana cuando nuestra mente está fresca, descansada y al 100% de su capacidad cognitiva.